Esta propuesta se basa en el corrimiento ordenado del inicio de este ciclo del Cempohuallapohualli por cada día del año trópico, es decir, que este mecanismo nativo es dinámico y no se mantiene anclado a algún punto fijo en las estaciones, como sí lo hace el calendario cristiano.
Empecemos pues a nombrar algunos de estos nuevos aspectos calendáricos que no se habían tomado en cuenta antes; aspectos que nos ayudan a entender mejor esto que nuestro colega co-fundador del Calmécac Calendárico, Gastón López, ha denominado como : "La Nueva Calendárica.
Nota:
En este texto se usan imágenes emanadas de los cálculos calendáricos hechos en el sitio web azteccalendar.com. Este sitio web usa la correlación del Doctor Alfonso Caso - Nicholson.
1)
SISTEMA DINÁMICO TEMPORAL = Tonalpohualli y Cempohuallapohualli
+
SISTEMA FIJO ESPACIAL =Alineaciones arqueoastronómicas
En este proceso de poner a prueba este mecanismo y combinarlo con la arqueoastronomía, nos hemos dado cuenta que este SISTEMA DINÁMICO TEMPORAL se combina -y se complementa- con un SISTEMA FIJO ESPACIAL. Es decir, que todas las 18,980 combinaciones temporales entre el Cempohuallapohualli y el Tonalpohualli, transcurren por ciertas posiciones de la tierra respecto al Sol (a 52, 65, 78 o 73 días, o algunas otras cronodistancias más), desde los dos solsticios anuales. Esta posiciones espaciales, a las que se les conoce como “familias calendáricas de orientaciones con base arqueoastronómica”, fueron intencionalmente ancladas a específicas orientaciones de templos, estelas o rasgos conspicuos del horizonte geográfico como marcadores de posición respecto al movimiento del Sol por el año trópico.
Ver al mecanismo calendárico nativo con esta nuevo enfoque, desde lo temporal complementado por los espacial, nos hace comprender que hemos venido estudiándolo incompleto, pues nos hemos dedicado más a estudiarlo solo desde su parte temporal y habíamos dejado de lado su contraparte espacial. Esta nueva mirada es parte de lo que llamamos la nueva calendárica.
Al transcurrir lo temporal (Cempohuallapohualli y Tonalpohualli) de forma dinámica por las fechas fijas de orientación solar marcadas en los templos o estelas (familias calendáricas de orientaciones con base arqueoastronómica), hace que todos los años sean distintos; pero habrá algunos años en los que ciertas fechas importantes y simbólicas en el Tonalpohualli o en el Cempohuallapohualli, tales como: sus inicios, sus mitades, el día que le da nombre al año (Xiuhtonalli) o algún otro evento astronómico (por ejemplo: eclipses o eventos venusinos), coincidan con estas posiciones fijas, incluidas también las fechas de los pasos del sol por el cenit o el nadir en ciertas latitudes simbólicas, haciendo que estos años sean "especiales". Este tipo de años "especiales" fueron notados por los sacerdotes cronómetras-astrónomos nativos, y dada su singularidad, fueron años en los que, por ejemplo, se iniciaban migraciones desde algún lugar o en los que se hacían cosas importantes que impactaban directamente en los hechos históricos.
Un ejemplo de esto es el año 1-Técpatl que fue reportado en la fuentes como el año de la salida del pueblo azteca de Aztlan. Al ser el sistema temporal nativo cíclico, este año se repite cada 52 años de 365 días, razón por la que en las fuentes quedó relacionada esta migración azteca con los años 1064-1065 y 1168-1169 de la cuenta cristiana, ambos binomios son años 1-Técpatl en la cuenta nativa. Este par de binomios de años fueron años especiales pues entre los años cristianos 1064-1065 el día que le da nombre al año (xiuhtonalli) caía, por efecto de este dinamismo temporal, en el día que ocurría el primer paso cenital del Sol en la latitud de Teotihuacan, lugar donde fue re-instaurado el tiempo y creado el Quinto Sol. Así también, ese mismo año, el tonalli 1-Cipactli transcurría mientras el Sol alcanzaba el nadir en la misma latitud de Teotihuacan. Por otra parte, en el siguiente binomio anual de 1168-1169, también fue especial porque el inicio del cempohuallapohualli se daba de igual forma en el mismo primer paso cenital solar en la latitud de Teotihuacan y el xiuhtonalli transcurría mientras ocurría el paso cenital en la latitud de Montealbán.
De lo anterior entonces, podemos inferir que la razón de que se hayan escogido estos años precisos para iniciar las migraciones es netamente calendárica y que ambos binomios anuales de inicio de migración tuvieron como común denominador el paso del Sol por el cenit y el nadir en Teotihuacan y Montealbán.
Figura 2 a) 1064-1065 : Xiuhtonalli, cargador del año, en el primer paso cenital solar en Teotihuacan
Un ejemplo más de estos años especiales es otro importante año de migración. Me refiero a la salida de Chicomóztoc. La migración desde Chicomóztoc de algunos pueblos nahuas fue reportada en la fuentes, y estas mencionan que este movimiento humano ocurrió en un año 1-Tochtli. Este año nativo 1-Tochtli fue relacionado en un par de códices con el año 1194-1195 en la cuenta cristiana. Este preciso año fue muy especial, pues el inicio y el final del Tonalpohualli quedaba acotado entre las fechas 13 de agosto y 29 de abril, fechas fijas que corresponden a la familia panmesoamericana de alineaciones arqueoastronómicas por excelencia; me refiero a la familia del 52, nombrada así porque estas dos fechas se encuentran a exactamente a 52 días desde los solsticios anuales (ver figura 1). También el día en que cayó el xiuhtonalli 1-Conejo coincidió ese año con una alineación solar de la familia 65. Aún más simbólico, el día en que ocurrió la Conjunción Superior de Venus fue en un tonalli 9-Viento, uno de los nombres calendáricos de Eéhecatl-Quetzalcoatl.
Figura 3
Ejemplos de estos años especiales hay varios en la historia; incluido el año del nacimiento de Huitzilopochtli en el solsticio de invierno del 1142, año en que el xiuhtonalli, es decir, el día que le daba nombre al año, caía también en los días 13 de agosto y 29 de abril, fechas de alineación solar de la familia del 52.
Además, en este año de 1142, culminaba una vuelta del tonalpohualli en un tonalli 13-Xochitl coincidiendo con la fecha gregoriana 25 de agosto, fecha cristiana que pertenece a la familia de alineaciones arqueoastronómicas del 65, tan emblemática de Monte Albán ( Galindo Trejo). Con esto anterior podemos notar que ese año de nacimiento de Huitzilopochtli fue doblemente especial, tanto por el xiuhtonalli, epónimo del año, de la cuenta de las veintenas (cempohuallapohualli), así como por el día final del tonalpohualli, con lo que se puede notar que ambas cuentas coincidieron con fechas de las familias de alineación arqueoastronómica del 52 y del 65.
Incluso el profético y esperado año 1-Ácatl, año de arribo de Hernán Cortés a estas tierras, y que correspondió al año 1519-1520, fue muy especial; ya que en este preciso año el inicio del Cempohuallapohualli, día 1-Cuahuitl Ehua, coincidió con otra fecha de alineación solar respecto a la familia del 65, así llamada por contener alineaciones fijas del sol a 65 días de los solsticios. Observando todas las alineaciones solares en ese año, nos damos cuenta del porqué es que ese año era tan especial, pues ese preciso año 1-Ácatl estuvo acotado su inicio, su mitad y su final con estas alineaciones solares de la familia del 65 y con inicios y finales del trecenas en el Tonalpohualli.
Figura 6
Con estos ejemplos podemos comprobar entonces que:
Aquellos años en que ciertas fechas simbólicas en el SISTEMA DINÁMICO TEMPORAL (Tonalpohualli y Cempohuallapohualli) coincidían con algunas posiciones fijas del SISTEMA FIJO ESPACIAL (alienaciones arqueoastronómicas), eran especiales; y que al ser años que no se repetían con frecuencia fueron utilizados para marcar hitos en la historia de los pueblos que se integraron a este sistema calendárico nativo.
2)
CRONODISTANCIAS HISTÓRICO-ASTRONÓMICAS
Otro elemento que estamos agregando a esta nueva calendárica es el uso de cronodistancias - segmentos de tiempo en días-, en los eventos históricos y sociales. Es decir, estamos midiendo la cantidad de días que hay de un evento histórico, o astronómico, a otro. Al hacer esto hemos notado que la historia deja de ser un manojo de eventos que ocurren al azar y que se puede vislumbrar un patrón ordenado detrás del telón histórico, patrón que parece irse hilando al ritmo de trecenas, es decir, paquetes de trece días. Esto ha sido especialmente notado en el periodo comprendido entre los años de 1518 a 1521, años en que transcurren los hechos históricos entre castellanos y nativos, hasta la entrega de la Ciudad de Tenochtitlan a Hernán Cortés y sus huestes.
En este periodo es notorio cómo los hechos históricos van ciñéndose al transcurrir de las fechas y eventos astronómicos y arqueoastronómicos del sistema crono-ontológico nahua. Eventos como el arribo de Cortes a Cozumel, su primera batalla, su arribo a Veracruz, el inicio de su marcha hacia Tenochtitlan, su batalla contra Pánfilo de Narváez, e incluso la muerte de Cuitlahua están relacionadas, a través de la cronometría nativa y ciclos sinódicos del planeta Venus y Marte, a la fecha 13 de agosto de 1521, fecha de la entrega programada de la Ciudad de Tenochtitlan.
CALENDÁRICA INTERCULTURAL , INTERMETROPOLITANA Y CONTINENTAL
Otro de los elementos que no se habían tomado en cuenta en los estudios calendáricos pretéritos y contemporáneos son las relaciones calendáricas internas entre distintas metrópolis, incluso entre ciudades no coetáneas.
Un ejemplo claro de estas relaciones quedó manifiesta entre Teotihuacan y Montealbán. Ambas ciudades crearon una simbiosis calendárica que hacía que se sincronizaran entre ellas a través de sus propios pasos cenitales en sus respectivas latitudes y los números implícitos de la calendárica nativa. Esta "intercalendariedad" quedó sobre todo manifiesta en el uso del ciclo de 819 días, pues mientras en Montealbán este ciclo quedó acotado entre sus pasos cenitales anuales, relacionados al número 365 (cantidad de un días de un año vago), en Teotihuacan quedó comprendido también este mismo ciclo de 819 días a través de sus pasos cenitales pero en esta ciudad usando el número 260 (cantidad de días donde transcurre el Tonalpohualli). Es mucho de notar que los inicios del ciclo de 819 días en Teotihuacan coinciden con las fechas en que ocurren los dos pasos cenitales en la latitud de la antigua, y coetánea, ciudad de Tiahuanaco (2 de febrero y 7 de noviembre), en el actual Perú. Esto abre la posibilidad de explorar posibles interacciones continentales en las culturas de ambos hemisferios de este continente.
Notar que en la figura 11 podemos observar cómo a través del ciclo de 260 días se pueden relacionar los pasos cenitales en las latitudes de Teotihuacan, Caral y Tiahuanaco para conformar el ciclo mayor de 819 días. Esto no parece casual; lo que deja abierta a puerta para con esta nueva calendárica seguir explorando estas posibles interrelaciones calendáricas con un posible origen común.
Veamos las gráficas que resumen lo anteriormente expuesto:
En el Calmécac Calendárico estamos convencidos de que aún falta mucho por descubrir sobre este mecanismo crono-ontológico nativo. También sabemos que este mecanismo dista mucho -en verdad mucho- de ser un simple calendario agrícola, como muchas personas han sostenido en estos cinco siglos y aún muchos los sostienen. Esto no es más que el resultado del desconocimiento de un sistema calendárico muy sofisticado, que ha sido estudiado desde nuestras categorías mentales occidentales, y eso ha limitado el avance del estudio de un mecanismo que va más allá del propósito del calendario occidental. La cuenta nativa es más una herramienta ontológica. Una herramienta del ser, que sirve de guía en lo individual y en lo social.
Sigamos pues caminando con la mente abierta a su re-descubrimiento. Acompáñennos.
!Sean bienvenidos!