Antes de contestar esa pregunta , formulemos primero la siguiente :
¿HUBO DIOSES EN EL MÉXICO ANTIGUO?
Veamos :
Hay dos tipos de religiones: las que suponen que el Universo es la obra de un ser personal supremo, el cual fue ayudado por otros seres personales secundarios (judaísmo, cristianismo, islam, zoroastrismo), y las que sostienen que las fuerzas creadoras son eternas e impersonales (budismo, hinduismo, taoísmo, confucionismo, shikismo, jainismo...).
¿En qué grupo se clasifican las creencias mesoamericanas? Dejemos que sean las fuentes históricas las que hablen.
Al investigar sobre las creencias nativas, los cronistas españoles reportaron que la religión tolteca partía de un principio filosófico de Unidad:
"Sólo un dios tenían, el Dios Único, al que invocaban; su nombre era Quetzalcoatl... El sacerdote de su dios les decía: 'Dios es Uno. Quetzalcoatl es Su nombre. Nada pide. Sólo serpientes, mariposas (cuerpo y alma) le ofreceréis'." (Sahagún, Códice Florentino)
Puesto que se basaban en un principio de unidad, las creencias toltecas no se pueden calificar de "politeístas". Sin embargo, tampoco son "monoteístas", ya que no admitían la existencia de un dios personal como el de los cristianos. Esta circunstancia desconcertó a los españoles:
"Los indios... comúnmente sienten y confiesan un Supremo Señor y Hacedor de todo... Aunque es cosa que mucho me ha maravillado que no tuviesen vocablo propio para nombrar a Dios." (Joseph de Acosta, Historia Natural y Moral de las Indias V.3)
En aparente contradicción con el principio unitario, los españoles contaron 2 mil nombres divinos a los que llamaron "dioses", tales como Teskatlipoka, Ketsalkoatl, Shipe, Mishkoatl, etcétera. Esta es la causa por la cual, hasta hoy, los investigadores consideran - en contra del testimonio de los propios anahuacas - que la religión mesoamericana era politeísta.
La contradicción se resuelve si nos remitimos a lo que afirman las fuentes:
"Este dios (Ometeotl) dicen que hizo el mundo, y sólo a este pintan con corona como señor sobre todos, y nunca le hacían sacrificios porque dicen que no los quiere. Todos los demás (dioses) a quienes ofrendaban, fueron hombres en sus tiempos." (Códice Telleriano, informante mexica)
"Algunos de los indios daban a entender que sus dioses eran o habían sido primero puros hombres, puestos luego en el número de los dioses por ser señores principales y por algunas notables hazañas que en su tiempo habían hecho." (Torquemada, Monarquía indiana)
"Sólo a la Verdad Divina adoraban en la lengua de la sabiduría. Reformadores de la escritura se llamaron. No eran dioses, eran gigantes." (Chilam Balam, Libro de los Linajes)
La conclusión es clara: lo que hoy conocemos como "dioses" de Anahuac, en verdad fueron seres humanos, avatares de la Serpiente Emplumada.
Pero apesar de esto, sabían que existía una fuerza unica creadora de la cual emanaba todo, y como vimos antes, no tenian un nombre especifico para nombrarla , asi como tampoco tenian una forma de representarla fisicamente.
Los textos del siglo XVI nos describen varios títulos con los cuales trataban de describir con adjetivos esta divinidad creadora, entre los cuales podemos listar los siguientes :
Ipalnemohuani ( aquel que asi mismo se crea , por el se es vivido, aquel por el que vivimos),
Tloque Nahuaque ( el que hace que las cosas se junten,se peguen ) ,
Yohualli Ehecatl ( el que es como noche , como el viento - impalpable-)
Esta unidad creadora se desdoblaba y se manisfestaba en el prinicipio de polaridad/complementaridad latente en todo lo creado, a este principio lo llamaron OMETEOTL. El significado de esta palabra es un difrasismo que puede entenderse como " dos (ome) energia/fuerza ( teotl), " , o según las reglas del nahuatl antiguo , se puede leer tambien como : Divina uni-dual-trinidad
Abundemos ahora en estos conceptos , apoyados en tres aproximaciones que nos ayudan a entender mejor el concepto de divinidad. Veamos el siguiente extracto del libro " Historia Verdadera del México profundo" del difusor cultural Guillermo Marín :
1era Aproximación : La Divinidad Suprema.
Para los Viejos Abuelos (* cariñosamente este autor llama así a los antiguos mexicanos) sólo existía una sola representación de la divinidad suprema, que era invisible e impalpable, que no tenía nombre y que nadie lo había creado. En el México antiguo no existía el concepto judeocristiano de “dios” y de aquí nacen muchos equívocos desde Hernán Cortés hasta nuestros colonizados investigadores del México contemporáneo. La concepción de la divinidad suprema de los antiguos mexicanos está más cerca de la concepción Hindú que del judeocristianismo. Manteniendo el principio básico de que la divinidad suprema es inaccesible e incognoscible al ser humano, se entiende la “flexibilidad” para representar las múltiples facetas de ese concepto tan complejo.
“El principio de unicidad inherente a la religión –principio que tiene muy poco que ver con la calidad y el número de los dioses- significa que el hombre ha descubierto un centro en sí mismo y que concibe el universo a partir de ese centro. Es decir, que la esencia de todo sistema religioso reside en la revelación de un alma individual estrechamente ligada al alma cósmica: se trata, en una palabra, de la divinización del hombre.
No siendo sino perecederas producciones del intelecto sometidas a las circunstancias sociales, los dioses son secundarios y, considerados como un fin en sí, no pueden inducir más que a error. Así pues, si no queremos que una religión se nos oculte bajo el amontonamiento de inertes detalles técnicos, es necesario esforzarnos por redescubrir la revelación que, inevitablemente, está en su origen.” (Laurette Séjourné. 1957)
La divinidad suprema tenía muchas formas de representación en lo que conocemos equivocadamente como dioses menores, pero que eran advocaciones diferentes de una misma realidad. Como la Virgen María en la religión católica que es una sola, por múltiples representaciones de una misma realidad. A esta avanzada interpretación de “Dios”, los Viejos Abuelos le nombraban poéticamente, “El dueño del cerca y del junto, Aquél por quien se vive, Noche Viento, El que se inventa a sí mismo”. Intentos poéticos de referirse a lo impronunciable, lo divino, lo inconmensurable, lo innombrable. Concepto más filosófico que religioso, que seguramente fue manejado como conocimiento esotérico por aquellas personas que vivían en lo que hoy conocemos como zonas arqueológicas y que estaban consagrados al estudio e investigación de las posibilidades energéticas del ser humano.
“Amo y señor nuestro, Tloque Nahuaque, Yoalli Ehécatl, que ves y conoces el interior del árbol y de la piedra, y en verdad ahora conoces también nuestro interior, escuchas en nuestro interior; oyes y sabes lo que decimos dentro de nosotros, lo que pensamos; nuestro rostro y nuestro corazón como humo y niebla se levantan delante de ti.” (Libro sexto del Códice Florentino)
2da. Aproximación : La Dualidad Divina.
Esta misma figura filosófica se representa en un siguiente plano más accesible, llamado “Divinidad Dual, dualidad divina o Dios Dos”, como una divinidad doble, mitad masculina mitad femenina, entendiendo que todo lo que está creado en la tierra, surge de un par de opuestos complementarios, uno masculino otro femenino, vida muerte, caliente frío, luz oscuridad, blanco negro, Ying Yang, etc.
Ometeótl es una profunda metáfora filosófica. El universo mismo está constituido de un par de opuestos complementarios. El principio dialéctico está presente de manera contundente en “la dualidad divina”. Ocupa los espacios iconográficos de mayor importancia de manera reiterativa. Como dos cabezas de serpientes que se miran de frente, o como dos cabezas de quetzal que se miran de frente.
“Antes que nada, para eso, conviene tener presente la idea, generalmente admitida, de la concepción dualista del mundo existente entre los antiguos mexicanos.
Originado en una divinidad doble, dicen los autores, el mundo era concebido por ellos como resultado de ese principio; como una perpetua lucha entre contrarios, que iba engendrando muevas etapas de existencia.” (Rubén Bonifaz Nuño. 1996)
Esta representación de la divinidad suprema en un plano siguiente inferior a Tloque Nahuaque o Aquél por quien se vive, tal vez se manejaba en los espacios de los sumos sacerdotes y de la alta jerarquía religiosa. Lo cierto es que esta representación dual de las serpientes o los quetzales, se puede encontrar en todas las culturas de los tres períodos, como elemento importante y central en la iconografía. Se trata de la lucha de contrarios en la creación del universo y la vida en el Anáhuac. Figura religiosa-filosófica que nos habla de la necesidad de humanizar al mundo a través de la misión que ha recibido el género humano.
Reflexionaremos ahora acerca de lo expuesto hasta aquí.
Se ha hablado de la –acción de dos principios antagónicos que luchan-, de –lucha de contrarios-, de –la idea de la lucha-, de –choques de fuerzas antagónicas-... Dicho tercer elemento, por necesidad, al mismo tiempo que no es ni uno ni otro de los dos primeros, ha de tener en sí algo de ellos y algo distinto a la vez, con lo cual ha de serle dado provocar su transmutación y su unión en la acción creadora. Al intervenir, pues, este elemento que puede llamarse neutro, en los elementos positivo y negativo, hace nacer en ese mismo punto la posibilidad y la necesidad de algo que antes no existía.” (Rubén Bonifaz Nuño. 1996) Al intervenir, pues, este elemento que puede llamarse neutro, en los elementos positivo y negativo, hace nacer en ese mismo punto la posibilidad y la necesidad de algo que antes no existía.” (Rubén Bonifaz Nuño. 1996)
Tercera Aproximación : Tláloc y Quetzalcóatl.
La tercera aproximación de esta misma representación de la divinidad, se encuentra en un par de figuras religiosas, opuestas y complementarias. Para los Viejos Abuelos, todo cuanto existía en el mundo estaba constituido de dos clases de energía. Una era la luminosa y la otra la espiritual. La energía luminosa, es la esencia de todo el mundo “material”, pues la materia, en su naturaleza más íntima está conformada por energía. En nuestros días es más fácil entender esta avanzada concepción del mundo, ya que sabemos que la parte más pequeña de la “materia” está constituida por átomos y éstos a su vez por cargas energéticas, de modo que lo que llamamos “materia”, no es más que la energía condensada en diferentes grados.
Los Viejos Abuelos representaron simbólicamente a esta energía con el agua, toda vez que por la influencia del agua el mundo material se reproduce. Un mismo desierto puede convertirse en un vergel por medio de la intervención del agua. El agua es tan solo un símbolo para representar el impulso maravilloso de la VIDA en su sentido más amplio, siempre asociado a la fertilidad. El símbolo es confirmado por la presencia del agua como el anuncio de la vida. A este símbolo religioso lo llamaron los nahuas Tláloc, pero los mayas Chac, los zapotecas Cosijo y los totonacas Tajín. El concepto es la manifestación de la fuerza creadora en un par de energías opuestas y complementarias que forman el mundo. Es una sola estructura religiosa filosófica, utilizada por todas las culturas de una misma civilización. De esta manera el símbolo de Tláloc, no sólo presenta la energía con la que está constituido el mundo que nos rodea, sino que, además, nos recuerda de manera permanente que el ser humano tiene la obligación de “humanizar” ese mundo material en el que vive.
La segunda energía que constituía al mundo era la energía espiritual, que generan todos los seres vivos, desde una hormiga hasta una ballena, pero que en el ser humano se genera con mayor intensidad a través de la conciencia de Ser. Para los Viejos Abuelos, la diferencia con los demás seres vivos se torna una responsabilidad y no una superioridad. El ser humano a través de su potencial generador de la energía espiritual, se ve comprometido con la fuerza creadora para mantener el orden universal y coadyuvar con las diversas representaciones de esa divinidad suprema para humanizar el mundo. Sostener, preservar y humanizar al mundo era la misión divina de los antiguos mexicanos en el orden cósmico universal de la vida.
“La creación no es un hecho instantáneo, sino un proceso interminable. El Hombre ha de cumplirla sin interrupción, tomando sobre sí el deber de encaminar hacia su perfección lo inicialmente creado.
Así se explica, dentro de la básica unidad cultural, la dinámica variedad de sus manifestaciones. Se explica así, por ejemplo, las diferencias entre la urbanización de La Venta y la de Palenque o Monte Albán o Tenochtitlán. Una sola concepción las dirige: la humana obligación de aliarse a los dioses para crear, mantener y perfeccionar lo existente.” (Rubén Bonifaz Nuño. 1995)
La segunda representación, opuesta y complementaria a la primera, la encontramos con el llamado “dios del viento”. Entendiendo en este simbolismo que, la vida cobra su “esencia” cuando recibe el “soplo divino que le otorga la conciencia de ser”. Efectivamente, los Viejos Abuelos afirmaban que el fenómeno de la vida alcanzaba su perfección más sublime cuando la inconmensurable fuerza del “Espíritu” soplaba en el interior de la energía luminosa. Al “Dios del Viento” los nahuas le llamaron Ehécatl-Quetzalcóatl. También, metafóricamente le llamaban “El barredor de caminos” que anuncia la vida. Es el viento el que anuncia la llegada de la lluvia y con esto el florecimiento de la vida. El soplo divino que anima a la conciencia espiritual estaba asociado a Quetzalcóatl.
“Hablaban de un héroe nacional, civilizador y maestro, que al mismo tiempo era identificado con la deidad suprema y con el creador del mundo.”
“León Portilla considera que más importante que la existencia de Quetzalcóatl como hombre -del que la vida, principalmente en el mundo maya, constituye un complejo cuya clarificación presenta no pocos problemas- es que se le haya considerado como personaje central del espiritualismo del México anterior a la conquista, al grado de que el pensamiento filosófico a él atribuido llega a dominar toda una etapa cultural.” (Alfredo López Austin. 1973)
Estas representaciones simbólicas de realidades filosóficas sumamente complejas y profundas, fueron compartidas por todas las culturas en tiempo y espacio. Desde el Preclásico hasta el Postclásico, del Norte al Sur y del Océano Pacífico al Golfo de México. Su iconografía mantenía caracteres y rasgos comunes y fundamentalmente sus nombres variaban según la lengua, pero significaban lo mismo. Por ejemplo: Quetzalcóatl en náhuatl y Kukulcán en maya, significa en los dos casos “Pájaro-serpiente” o serpiente preciosa, como Belaguetza en lengua zapoteca. Diversas formas de expresar una misma matriz filosófica religiosa, lo que nos habla de un hilo conductor, desde los olmecas en el período Preclásico, pasando por los toltecas en período clásico y que lo llegamos a encontrar en los mexicas o aztecas en el período Postclásico. Una sola matriz filosófica-cultural, una iconografía diversa pero manteniendo y compartiendo valores estéticos universales entre ellas, y finalmente, una sola religión con diversas variantes en su expresión en tiempo y espacio.
En el libro “Pensamiento y Religión en el México Antiguo”, Laurette Séjourné hace una aproximación descolonizada de lo que debió ser la esencia de la religión del Anáhuac.
“Es este mismo itinerario el que sigue el alma: desciende de su morada celeste, entra en la oscuridad de la materia para elevarse de nuevo. gloriosa, en el momento de la disolución del cuerpo. El mito de Quetzalcóatl no significa otra cosa. La pureza absoluta del Rey se refiere a su estado de planeta, cuando no es todavía más que luz. Sus pecados y sus remordimientos corresponden al fenómeno de la encarnación de esta luz y a la dolorosa pero necesaria toma de conciencia de la condición humana; su abandono de las cosas de este mundo y la hoguera fatal que construye con sus propias manos señalan los preceptos a seguir para que la existencia no sea perdida: alcanzar la unidad eterna por el desprendimiento y sacrificio del yo transitorio”...
“Es decir, que la creación no es considerada posible más que a través del sacrificio: sacrificio del Sol desmembrado en la humanidad (la estrella de la tarde es un fragmento de luz arrancada antes de su declinación). Sacrificio del hombre para restaurar la unidad original del astro...”
“El Sol es denominado el Rey de los que vuelven: difícilmente podría encontrarse una comprobación más rigurosa a la hipótesis de la creencia náhuatl en el origen celeste del individuo”
“Como lo hemos visto el mensaje de Quetzalcóatl consiste en resolver el problema de la dualidad de la naturaleza humana. Con la parábola del rey de Tollan, enuncia los principios del desprendimiento y del renunciamiento por los cuales el hombre puede reencontrar su propia unidad...”
“Quetzalcóatl hecha sobre él un puente para que sus “pajes” o discípulos puedan seguirlo. Esta acción de crear un puente nos dice, una vez más, que su misión tiene por objeto establecer una comunicación entre la tierra y el cielo, unir el hombre a Dios.
Que sean cumplidos durante la vida o después de la muerte, estos ritos que reproducen la parábola del hombre convertido en planeta constituyen sin duda prueba del paso a niveles espirituales superiores que deben progresivamente llevar a la unión con lo trascendente.
En realidad, la existencia era concebida como una preparación para la muerte, y esta representaba el nacimiento verdadero que se alcanzaba liberándose del yo limitado y mortal.”
“La sangre con que Quetzalcóatl rocía los huesos sustraídos a la muerte representa el fuego divino que salva a la materia -veremos después que la sangre y el fuego tienen la misma significación simbólica-, y es claro que este mito relata el nacimiento del hombre a la espiritualidad.”
“Esto indica que, lejos de constituir un elemento inútil que no hace más que molestar al espíritu, la materia le es necesaria porque únicamente por la acción recíproca del uno sobre la otra, la liberación es conseguida.
Parecería que si la materia es salvada por el espíritu, este a su vez tiene necesidad de ella para transformarse en algo como una energía consciente sin la cual la creación dejaría de existir.”
“Esta energía indispensable a la marcha del universo no puede surgir más que del hombre, porque solo él posee un centro susceptible de transformar el espíritu que estará destinado a perderse en la materia. Salvándose él mismo, el hombre -del que Quetzalcóatl es el arquetipo- salva entonces la Creación.
Por eso es el redentor por excelencia. Como lo enseña la parábola del rey del Tollan, esta salvación no se hace fácilmente. Para reconciliar el espíritu y la materia de que está formado, el individuo debe sostener durante toda su vida una lucha dolorosamente consciente que lo convierte en un campo de batalla en el que se enfrentan sin piedad los dos enemigos. La victoria del uno o del otro decidirá de su vida o de su muerte: si la materia vence, su espíritu se aniquila con él; si ocurre lo contrario el cuerpo “florece” y una nueva luz va a dar fuerza al Sol.”
“El Sol que da vida al universo se alimenta del sacrificio espiritual del hombre, y no puede subsistir sino por su fuerza interior.”
“Así, por un camino diferente, nos volvemos a encontrar con la hipótesis según la cual la Era de Quetzalcóatl es la del advenimiento del alma, del centro unificador que es la esencia misma de todo pensamiento religioso.” (Laurette Séjourné. 1957)
Es importante subrayar, que el grado de abstracción y profundidad en la religión del pueblo logrado por los Viejos Abuelos, resulta hasta nuestros días muy adelantado. Lo que sucede es que desde 1521 se ha prejuiciado y mal interpretado todo conocimiento y valor de la antigua civilización, especialmente en el aspecto de la religión y la filosofía, toda vez que eran las bases “morales” por las que se justificaba la invasión. En efecto, la corona española manifiesta que los pueblos invadidos eran salvajes y primitivos. La iglesia por su parte autoriza la invasión en tanto se “liberaba” a los naturales de su demoníaca religión y se les salvaba el alma, incorporándolos al seno de la iglesia católica.
Sigamos adelante tratando de responder la pregunta inicial de ¿ A quienes rezaban los antiguos Mexicanos ?
QUETZALCOATL : EL GEMELO PRECIOSO (CUÁNTICO)
En este apartado quiero abundar respecto al difrasismo que existe en la palabra Quetzalcoatl, que si bien representa el par de opuestos complementarios entre el espiritu (lo que se eleva) y la materia (lo que se arrastra), también podemos acercarnos a su simbolismo a través de otro de sus significados , el cual es el de " precioso gemelo" , derivado de quetzal = precioso, coatl=gemelo.
Con los recientes avances de la tecnología y la ciencia , al menos para el mundo occidental, se ha llegado a la conclusión de que la materia está ligada a la mente , o mejor dicho , a la mente y la conciencia. A esta nueva física los cientificos la han bautizado como física cuantica, la cual se rige por otros preceptos, diferentes a las tradicionales leyes newtonianas de la mecánica clásica. En otras palabras , la física cuántica es la física de lo muy pequeño , de las grandes velocidades y de la intercatividad con la mente conciente.
Al ser todo lo creado y existente , incluidos nuestros cuerpos, de átomos y éstos además son energía , entonces existe una complementariedad a lo que los científicos denominan como "dualidad" corpuscular y ondulatoria, es decir, las partículas atómicas tienen una doble connotacion, ya que se comportan como energía ( ondulatoria) o como materia ( corpuscular), pero ademas ahora sabemos que su comprortamiento está moldeado por la interacción y observación de una mente conciente.
Derivado de esto recientemente el científico frances Jean Pierre Garnier Malet hizo público su descubrimiento sobre la aceleración del tiempo y de como todo en la naturaleza tiene un doble, incluidas galaxias, soles, animales, y tambien por supuesto los seres humanos. Este doble o gemelo es el doble ondulatorio o energético de nuestro cuerpo corspuscular o material.
Asi pues entonces, yo creo que los antiguos mexicanos fueron capaces de abordar, entender y practicar con esta verdad ondulatoria y cospuscular de la naturaleza, a través de técnicas de sueño y extasis, es decir, les fue posibe interactuar con este doble precioso cuántico o energético que todos tenemos a través de los sueños y con ingestas de plantas de poder que llevan al extasis y experiencias de apertura de conciencia. En los sueños o en el extasis nuestra conciencia no tiene la limitación que el cuerpo fisico le confiere, asi que a través de estas practicas puede liberarse de la gravedad, del espacio, de la inercia y sobre todo del tiempo que la confina.
Malet explica de forma científica lo que nuestros viejos abuelos sabian :
Nuestra total unicidad con el todo, de forma vibracional, corpuscular y de conciencia.
Finalmente ¿ A quienes rezaban los antiguos Mexicanos ? me permito ofrecer una muy personal respuesta :
A la unidad creadora, de quien todo lo creado emana y se manifesta a traves de Ometeotl y sus desdoblamientos que interactuan como fuerzas naturales con el mundo fisico ( tonal) y con lo impalpable ( nahual).
A la unidad creadora, de quien todo lo creado emana y se manifesta a traves de Ometeotl y sus desdoblamientos que interactuan como fuerzas naturales con el mundo fisico ( tonal) y con lo impalpable ( nahual).
Dejo algunas láminas que creo ayudaran a entender mejor la unificación de los conceptos descritos anteriormente :
*Algunas láminas y opiniones de Frank Diaz.